lunes, 6 de mayo de 2019

ESPAÑA SIGLO XVI



• El Imperio de Carlos V: Conflictos internos. Comunidades y Germanías
• La Monarquía hispánica de Felipe II
• La España del siglo XVI: La unidad ibérica
• La España del siglo XVI: El modelo político de los Austrias
• La España del siglo XVI: El gobierno y la administración de América
• El Renacimiento en España

El Imperio de Carlos V:
Conflictos internos. Comunidades y Germanías

Al morir su abuelo materno, Fernando, en 1516, Carlos de Habsburgo, que ya había heredado los territorios de Borgoña de su abuela paterna, se hizo coronar Rey de Castilla y Aragón e inició viaje a la península. El nuevo monarca no conocía el castellano y vino acompañado de consejeros flamencos que ocuparon los más importantes puestos en la Corte y la Iglesia.

Una vez coronado, Carlos I convocó Cortes para que votaran nuevos impuestos. La reacción fue inmediata en Castilla, las protestas le recordaban al rey su obligación de residir en el reino y de respetar las leyes del reino. Similares protestas surgirán en Aragón ante la demanda de nuevos impuestos.

Las Comunidades de Castilla

Descontento creciente devino en la sublevación de las Comunidades de Castilla, o de los Comuneros. La mayor parte de las ciudades de la zona central del reino (Segovia, Toledo, Salamanca…) se revelaron contra la autoridad del monarca.
Las causas de la rebelión son complejas:
• Aristocracia castellana veía como una humillación que el rey hubiera entregado la administración del reino a consejeros flamencos y hubiera dejado a Adriano de Utrecht como gobernador del reino en su ausencia.
• Carlos había empleado el dinero de los nuevos impuestos en conseguir la elección como Emperador alemán
• Carlos había desdeñado el requerimiento de que aprendiera castellano y respetara las leyes del reino
• La burguesía urbana temía que se volviera a la tradicional política de exportar la lana en bruto a Flandes lo que iría en detrimento de la artesanía textil castellana
Al salir Carlos de Castilla, la revuelta estalló en Toledo y pronto se extendió a otras ciudades. Las autoridades reales fueron depuestas y sustituidas por nuevos regidores comuneros.
Tras el incendio de Medina del Campo por las tropas del rey, la insurrección se generalizó
Los Comuneros crearon la Santa Junta en Tordesillas, gobierno rebelde, que exigió la retirada de los impuestos (servicios) aprobados en Cortes, el respeto a las leyes del reino y la marcha de los consejeros flamencos.
Los Comuneros intentaron sin éxito convencer a doña Juana, recluida en un castillo de Tordesillas, a que se pusiera al frente de la rebelión y apoyara a las Comunidades.
La rebelión propició el desorden social y hubo rebeliones antiseñoriales en algunas zonas. La nobleza empezó a alejarse de los comuneros.
Las disensiones internas y la radicalización antiseñorial del movimiento debilitó a los Comunidades. Tras la derrota de las tropas comuneras en Villalar en 1521, todas las ciudades abandonaron el movimiento, excepto Toledo que fue finalmente dominado en 1522. Los dirigentes comuneros Padilla, Bravo y Maldonado fueron ejecutados. La derrota comunera significa el inicio del absolutismo en Castilla y el reforzamiento del poder del rey.

Las Germanías

Las causas del movimiento las encontramos en la crisis económica y las epidemias que se abatieron sobre el reino de Valencia, a lo que se vino a unir el descontento social en entre los artesanos y los pequeños comerciantes enfrentados con la oligarquía urbana (grandes comerciantes) y la nobleza.
La rebelión de las clases populares, la Germanía, se inició en la ciudad de Valencia en 1520 aprovechando que la nobleza había huido de la ciudad por la peste. Pronto la revuelta se extendió hacia el sur del reino.
Los agermanats también atacaron a los moriscos, a los que, además del odio religioso, acusaban de ser sumisos a la nobleza y a la Corona.
Aunque Carlos V reaccionó lentamente,Valencia no era tan importante como Castilla para el poder en sus reinos, finalmente ordenó al Virrey que reprimiera el conflicto. El conflicto degeneró en un enfrentamiento directo entre agermanats y la nobleza valenciana. Finalmente la rebelión fue reprimida en 1522.
Hubo otra Germanía en Baleares que fue fácilmente sofocada.
La monarquía hispánica de Felipe II

Felipe II fue hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Desde muy joven fue preparado para desempeñar su cargo de rey.

Tras la abdicación de Carlos I en 1556 gobernó el imperio integrado por los reinos y territorios de Castilla, Aragón, Navarra, el Franco-Condado, los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán, Túnez, toda la América descubierta y Filipinas. A estos vastos territorios se le unió Portugal y su imperio afroasiático en 1580. Con Felipe II (1556-1598) la hegemonía española llega a su apogeo.
Carlos I había cedido en su abdicación a su hermano Fernando el Imperio Alemán y las posesiones de los Habsburgo en Austria. En adelante, dos ramas de la misma dinastía gobernarán en Madrid y Viena.

Tras viajar por Italia, los Países Bajos. Felipe II se asentó en la nueva capital, Madrid, desde donde gobernó con plena dedicación su enorme imperio. A diferencia de lo que ocurrió con su padre Carlos I, con Felipe II el centro de gravedad del Imperio se asentó en la península, especialmente en Castilla.

Los principales problemas internos del reinado de Felipe II fueron la muerte en 1568 del príncipe heredero Carlos, que había sido arrestado debido a sus contactos con los miembros de una presunta conjura sucesoria promovida por parte de la nobleza contra Felipe y la poderosa figura de su secretario Antonio Pérez, quien finalmente fue destituido y acusado de corrupción. Huyó del país y se convirtió en un activo propagandista contra Felipe II. Apoyado por los enemigos exteriores del rey, fue un elemento clave en la formación de la "Leyenda Negra".

Sus sucesivos matrimonios fueron parte importante de su política exterior. Se casó por con María de Portugal en 1543 y, tras su muerte, con María I Tudor, reina de Inglaterra, en 1554. La pronta muerte de la reina que trajo de volver al catolicismo en la isla, llevó a que Felipe se casara con la francesa Isabel de Valois en 1559. Al quedarse nuevamente viudo y sin herederos varones, se casó por cuarta vez, en 1570, con su sobrina Ana de Austria, madre del sucesor al trono español, Felipe III.

La idea de la unidad religiosa marcó la política de Felipe II. No dudó en intervernir ante la amenaza de las incursiones berberiscas y turcas en las costas mediterráneas. Felipe II obtuvo una gran victoria, aunque no la definitiva, en la batalla de Lepanto en 1571. En el interior peninsular el monarca reprimió duramente las sublevaciones moriscas como, por ejemplo, en las Alpujarras granadinas.

En Europa se enfrentó con Francia por el control de Italia (Nápoles y el Milanesado). La paz en Cateau-Cambrésis en 1559 fue favorable a los intereses españoles en la península italiana.

Tras la muerte de su esposa María Tudor, las relaciones se hicieron cada vez más hostiles con Inglaterra, que apoyaba a los rebeldes protestantes en los Países Bajos. El intento de invadir la isla en 1588 con la Armada Invencible acabó con un gran fracaso que inició el declive del poder naval español en el Atlántico.

Felipe II no pudo acabar tampoco con el conflicto político (mayor autonomía) y religioso (revuelta calvinista) generado en los Países Bajos. Ninguno de los sucesivos gobernadores pudieron impedir que la rebelión se asentara y llevara finalmente en el siglo XVII a la independencia de las Provincias Unidas (actuales Países Bajos)

Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, al hacer valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de Tomar, tras morir sin descendencia el rey portugués Sebastián.

La España del siglo XVI: La unidad ibérica
En 1578 moría el rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir. El rey carecía de descendencia y varios candidatos aspiraban al trono que detentaba la dinastía Aviz.
Felipe II, rey de España ytío del fallecido y descendiente directo del rey Manuel I de Portugal por línea directa, reclamó sus derechos al trono.
Parte importante de la nobleza y los grandes comerciantes portugueses favorecía la pretensión española. La unión ibérica podía traer importantes beneficios políticos y económicos. Las clases populares portuguesas, sin embargo, no veían con buenos ojos la anexión a España.
Finalmente, Felipe II decidió la invasión de Portugal que encargó al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas resistencia.
Finalmente las Cortes portuguesas reunidas en Tomar proclamaron rey a Felipe II en 1581. El que sería conocido como Felipe I de Portugal permaneció tres años en Lisboa.
Para conseguir la anexión, Felipe se comprometió a mantener y respetar los fueros, costumbres y privilegios de los portugueses. También se comprometió a mantener en sus cargos a todos los funcionarios de la administración central y local. También se comprometió a mantener a todos los efectivos de las guarniciones y armadas que controlaban el imperio portugués.
Se creó un Consejo de Portugal y se suprimieron las aduanas con Castilla.
La anexión significó la unión de dos enormes imperios. Las posesiones portuguesas en Brasil, África y Asia pasaron al Imperio de Felipe II. Un imperio “en donde nunca se ponía el sol”.
La España del siglo XVI:
El modelo político de los Austrias
Los Habsburgo o Austrias continuaron y desarrollaron la organización política heredada de los Reyes Católicos. Procuraron rodearse de letrados, funcionarios expertos en leyes que no pertenecía a la alta nobleza. De esta manera, apartaron a la aristocracia del poder de la Corte, permitiendo que el poder político quedara centralizado en las manos de los monarcas.
La alta nobleza siguió jugando un papel muy importante, detentaba los altos cargos del ejército, de la marina y de la diplomacia, pero siempre subordinada a la corona.
Castilla se convirtió en el centro del Imperio. Esto ocurrió en mayor medida con Felipe II que con su padre, Carlos V. En los demás reinos y posesiones se establecieron Virreyes (Aragón, Indias, Italia) o Gobernadores (Países Bajos, Milán). Estos cargos fueron ejercidos por altos nobles o miembros de la familia real.
El Rey estaba asesorado por los Consejos (sistema polisinodial). Estos podían ser sectoriales (Hacienda…) o territoriales (Castilla, Aragón, Indias, Italia…). Estaban formados por letrados, nobles y alto clero y tenían un carácter meramente consultivo. El Rey tenía la última palabra.

Carlos V y Felipe II despacharon los asuntos cotidianamente con consejeros de su máxima confianza, los Secretarios, que hacían de intermediarios entre el rey y los Consejos. Algunos, como Antonio Pérez con Felipe II, alcanzaron una gran influencia.
La administración territorial mantuvo la estructura heredada de los Reyes Católicos. Los Corregidores, designados por la corona, tenían el control de las ciudades. Otros cargos de la burocracia eran los Contadores y recaudadores de impuestos, y los Alguaciles que hacían funciones de policía.

Las Chancillerías y las Audiencias se encargaron de la administración de justicia.

En 1561, Felipe II fijó la capital en Madrid. Diversos factores explican esta decisión: La situación central de la ciudad en la península o las ventajas ambientales (agua, caza…). Esta decisión provocó el rápido crecimiento de la Villa y Corte, a la vez que la decadencia de ciudades como Valladolid o Toledo, que eran anteriormente frecuentemente la sede de la Corte.

La España del siglo XVI:
El gobierno y la administración de América
Según avanzaba la conquista, los españoles fueron creando ciudades habitadas por colonos y desarrollando una administración. En las ciudades se creó un Cabildo (municipio), con un concejo (asamblea de los colonos) gobernado por un Alcalde Mayor.

Desde 1502, la Corona fue estableciendo Gobernadores, que desde las Antillas fueron enviando las expediciones de conquista al continente.

En 1524, se estableció en la Corte el Consejo de Indias, encargado de todos los asuntos referidos a América.

Una vez concluida la conquista, América se dividió en dos grandes virreinatos: Nueva España (México) y Perú.
Los Virreyes fueron la máxima autoridad en las Indias (designados entre los miembros de la gran nobleza o de la familia real). Su actuación estuvo sometida a inspección periódica, las visitas, aunque en la práctica gozaron de una enorme autonomía, propiciada por la enorme distancia entre España y América y los largos períodos sin comunicación.
Por debajo de los virreyes estaban las Reales Audiencias, órgano administrativo y tribunal de justicia con jurisdicción sobre los distritos en los que se dividían los virreinatos.

El Renacimiento en España
El arte del Renacimiento español tiene una evolución muy compleja. Durante el siglo XV y principios del XVI se aprecia una continuidad de las formas góticas en las que se van intercalando elementos renacentistas italianos. Este primer Renacimiento es el que se suele denominar estilo plateresco por su minuciosa y rica decoración que recuerda el trabajo de los orfebres y plateros.
A partir del primer tercio del siglo XVI se produce una transformación notable con el triunfo definitivo de las corrientes renacentistas, cuya mejor muestra es el Palacio de Carlos I construido dentro de la Alhambra de Granada.
A partir de mediados del siglo XVI se comienzan a apreciar influencias manieristas. El Greco es el gran ejemplo.
Algunas obras representativas son las siguientes:
Fachada de la Universidad de Salamanca.
Construida hacia 1529. Fachada-retablo con formas decorativas góticas enmarcada con elementos arquitectónicos renacentistas. Típico ejemplo del llamado arte plateresco, así denominado por su recargamiento decorativo que recuerda al trabajo de los plateros.
Patio del Palacio de Carlos V.
Iniciado por Pedro Machuca en 1527 en la Alhambra de Granada. Este palacio es la muestra del más puro estilo renacentista. Sorprende por el juego de las dos formas geométricas ideales de la arquitectura renacentista: el cuadrado (la planta) y el círculo (el patio interior) en los que se alternan los órdenes clásicos.
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Realizado por Juan de Herrera. En las proximidades de Madrid. Felipe II mandó construir este enorme conjunto arquitectónico, palacio, panteón, iglesia y monasterio de 206 metros de fachada y 161 de fondo, culminación del renacimiento español. Edificado entre 1563 y 1584. De una fría simetría clasicista y fachada austera, su estilo se conoce también como Escurialense o Herreriano.
La Virgen con el Niño.
Óleo sobre lienzo realizado por Luis de Morales, el Divino, en 1568. Museo del Prado (Madrid).
Entierro del Conde de Orgaz.
Realizado por El Greco entre 1586-1588. Se halla en la Iglesia de Santo Tomé en Toledo. Doménico Teotocópoulos fue conocido como El Greco o El Griego por su origen cretense. Los temas religiosos ocuparon la mayor parte de su pintura. En este extraordinario cuadro se contraponen la composición clasicista y los rasgos manieristas y esa extraña espiritualización de los personajes cuyas figuras se alargan.

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